Desde la adolescencia he tenido una relación amor - odio con mi cabello (más odio que amor, debo confesar); mi cabello en la niñez era lacio y delgado, creo que a mi madre no le gustaba y me hacía tratamientos como bases para que se me pusiera ondulado, algunas veces quedé muy china y otras mi cabello fue maltratado hasta lo inimaginable, en una ocasión hasta tuvieron que raparme. Así que, en cuanto tuve consciencia tomé valor y me negué a que me realizaran este tipo de tratamiento. Demasiado tarde. Aquel lacio encantador se volvió entre lacio los primeros diez centímetros, medio ondulado los siguientes veinte, se volvió rebelde y de ahí en adelante ha sido una lucha constante para lograr tenerlo por lo menos, sano.
Algo que tampoco ha ayudado mucho es el hecho de que nado, así que varias horas a la semana las paso en contacto con el agua, químicos, cloro y demás cosas que mantienen a una alberca limpia y funcional. Imagino que mi cabello también me odia por todas estas cosas.

En la etiqueta menciona que contiene keratina lo que hace que el cabello se vaya haciendo más fuerte y resistente y, de ser yo una escéptica de este tipo de productos pasé a fiel consumidora de este champú. Huele a limpio y eso, ¡me fascina a la hora del baño!, hace mucha espuma y la textura es espesa, sólo es champú pero en mi caso actúa también como acondicionador.
Hoy lo suelto, me hago diferentes peinados, ¡me gusta mi cabello!
En conclusión, estoy teniendo una reconciliación de las mejores con mi larga melena.
¡Mi nuevo dúo dinámico! |